CORPAMAG, en alianza con el Centro de Vida Marino (Acuario del Rodadero) y la Fundación CIM Caribe, lidera importantes esfuerzos a través del Centro de Rescate de Fauna Marina, enfocados en la recuperación y rehabilitación de manatíes en situación de vulnerabilidad. Este centro no sólo se dedica al rescate de ejemplares afectados, sino que también trabaja en el monitoreo y liberación de estos animales en su hábitat natural, asegurando así su supervivencia a largo plazo.
Actualmente ( 5) manatís se encuentran en proceso de rehabilitación en el Centro de Rescate de Fauna Marina. Estos manatíes, que han sido bautizados como Maka, Sobrado de Tiburón (también conocido como Ciruelito), Tasajerito, Miguelito y Barbarita, han recibido cuidados especializados para asegurar su recuperación y eventual reintegración a su hábitat natural.
Estos mamíferos marinos son importantes para la conexión entre los ecosistemas de ríos y lagunas costeras, como la Ciénaga Grande de Santa Marta, desempeñando un papel esencial en el mantenimiento del flujo hídrico entre cuerpos de agua dulce y salada.
Tasajerito: Una Historia de Superación
Tasajerito fue el primer manatí en llegar al Centro de Rescate de Fauna Marina en 2021, cuando tenía apenas tres días de nacido. Su estado de salud era extremadamente delicado, pero gracias al compromiso del equipo veterinario y biólogos del centro, junto con el apoyo de especialistas de otras instituciones, ha superado las adversidades. Este 1 de septiembre, cumpliò tres años, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y reconciliación entre los pobladores de Tasajera, Magdalena, y los manatíes, quienes han aprendido a valorar la importancia de esta especie.
Miguelito, Sobrado de Tiburón, Barbarita y Genemaka: Otros Casos de Rehabilitación
Después de Tasajerito, llegó Miguelito, procedente de San Miguel, cerca de El Banco, Magdalena. Sobrado de Tiburón es un avistamiento excepcional, pues fue visto junto a su madre en las afueras del Centro de Vida Marina y luego reportado solo en el Parque Tayrona, donde fue entregado al centro por pescadores locales.
Barbarita, de Santa Bárbara de Pinto, y Genemaka, de la playa de Genemaka en el Parque Tayrona. Esta última es el ejemplar más adulto en rehabilitación, es una hembra que ha demostrado una notable independencia, enseñando al resto de los ejemplares valiosas lecciones de autosuficiencia.
Desafíos en la Rehabilitación de Neonatos y Adultos
De los cinco manatíes bajo cuidado en el centro, tres son neonatos huérfanos, un juvenil, y dos adultos. La rehabilitación de los neonatos es particularmente demandante, ya que requieren monitoreo constante las 24 horas del día, alimentación cada dos horas, y evaluaciones regulares de su comportamiento, condición corporal, frecuencia cardíaca y respiratoria. Durante el primer año de vida, se les alimenta con fórmula láctea, seguida por un proceso de destete que incluye la introducción de alimentación sólida, como verduras, plantas acuáticas propias de la Ciénaga y vegetación marina, como los pastos marinos.
Para asegurar su adaptación, se llevan a cabo procesos de enriquecimiento alimentario y ambiental. Se les ofrece alimentación desde el fondo de las piscinas, simulando los pastos marinos que encontrarían en su hábitat natural, y también se les alimenta en la superficie, utilizando cuerdas extendidas en la columna de agua para imitar las plantas macrófitas acuáticas propias de la Ciénaga.
Liberación de Manatíes: Un Proceso Cuidadoso y Responsable
La liberación de un manatí es un momento significativo en el proceso de rehabilitación, pero antes de que este pueda regresar a su hábitat natural, debe cumplir con estrictos criterios médicos, veterinarios y de adaptación al entorno.
Uno de los requisitos fundamentales es que el manatí haya alcanzado una talla y un peso adecuados. Para ser liberado, el animal debe medir al menos 2 metros de longitud y pesar más de 175 kg. Estas características físicas son esenciales para asegurar que el manatí tenga la fuerza y la resistencia necesarias para sobrevivir en la naturaleza.
Además de su tamaño, es crucial que el manatí haya aprendido a reconocer y consumir las plantas y la vegetación que encontrará en su hábitat natural, ya sea un entorno marino, una ciénaga o un río. Durante su tiempo en rehabilitación, se les entrena para identificar y alimentarse de las especies vegetales propias de su ecosistema, lo que es vital para su supervivencia post-liberación.
Este cuidadoso proceso de evaluación y preparación asegura que los manatíes liberados tengan las mejores oportunidades de prosperar en su entorno natural, contribuyendo al equilibrio y la salud de los ecosistemas acuáticos.
La rehabilitación de estos cinco manatíes en el Centro de Rescate de Fauna Marina no solo es un testimonio del compromiso de CORPAMAG y sus aliados en la conservación de la fauna marina, sino también un reflejo del poder de la educación ambiental y la reconciliación comunitaria. Estos esfuerzos son vitales para garantizar la supervivencia de los manatíes y, con ellos, la salud y la conectividad de los ecosistemas acuáticos del Caribe.