🌱 Santa Marta ante el espejo del planeta: Día Mundial del Medio Ambiente, un llamado urgente a la conciencia local

🌱 Santa Marta ante el espejo del planeta: Día Mundial del Medio Ambiente, un llamado urgente a la conciencia local

Por: Yamile Gómez Preciado

Este 5 de junio, el planeta celebra, pero también clama. El Día Mundial del Medio Ambiente no es una fecha simbólica más en el calendario: es un grito que nos recuerda que la salud de la Tierra es también la salud de nuestras ciudades, nuestros barrios y nuestros cuerpos.

Santa Marta, con su imponente Sierra Nevada, sus ríos agonizantes y su bahía que alguna vez fue orgullo y postal, es hoy reflejo de las contradicciones ambientales que enfrenta el país: una ciudad rica en biodiversidad pero golpeada por la indiferencia, el descuido y la contaminación.

Entre la belleza natural y el abandono ciudadano

Mientras miles de turistas disfrutan de las playas samarias, los samarios convivimos con basuras en los riachuelos, fogatas en los parques naturales y tala silenciosa en zonas protegidas. El oxígeno que debería respirar la ciudad se ahoga en humo, desechos y aguas negras. ¿Qué más debe pasar para entender que cuidar el medio ambiente no es moda, sino supervivencia?

La cultura del cuidado comienza en casa

Santa Marta no necesita grandes discursos: necesita cultura ambiental real, cotidiana y comprometida. Necesita que los ciudadanos se apropien de su entorno, que los niños crezcan sembrando, no destruyendo; que las empresas se unan a causas limpias; y que las autoridades lideren, no posen.

Porque la cultura no está solo en los museos o en la danza: está también en la manera como reciclamos, como tratamos a los animales, como caminamos sin tirar una botella plástica al suelo.

Un llamado a los samarios

Este Día del Medio Ambiente debe ser más que una efeméride: debe ser un punto de partida.
Desde Santa Marta, hagamos una pausa. Observemos nuestro entorno:
¿A qué huele el río Manzanares hoy?
¿Dónde están las iguanas de antaño?
¿Quién limpia el mar después del turismo?
¿Quién educa al niño que bota la bolsa al piso?

Hoy es el día para comenzar a cambiar esas respuestas.

¿Y ahora qué?

Desde las emisoras, desde las fundaciones, desde los barrios, desde los colegios y universidades, el compromiso debe volverse acción. Que cada jornada de limpieza no sea solo por foto. Que cada árbol sembrado se cuide. Que la palabra “sostenible” no sea solo para proyectos financiados, sino para estilos de vida reales.

Santa Marta puede ser ejemplo. Tiene con qué. Le sobra historia, biodiversidad y gente buena.

Solo falta que el amor por el medio ambiente deje de ser un discurso y se convierta en cultura real.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *